Monitoreados con dispositivos para controlar sus pasos, los países imponen uso de tecnologías para mantener a los paseantes analizados lo suficiente como para limitar las posibilidades de expansión de coronavirus.
El deseo de instalar un gran ojo que mantenga registrados los movimientos de los viajeros en la nueva era que se abre para el turismo está haciéndose -aunque sea parcialmente- realidad. Mientras las tecnologías arrasan entre los recursos demandados por las agencias de viajes y hoteles para acercar a los clientes de manera segura y ágil, los países crean redes que intentarán controlar los pasos de los turistas fronteras adentro.
Las primeras experiencias de control de tránsito se dieron en China apenas comenzado el proceso de reapertura del confinamiento, aunque las quejas no se escucharon, ya que la mayoría de sus habitantes están habituados a que su acceso a servicios locales se haga posible gracias a la entrega de alguna información personal. Aún así, el seguimiento impuesto para quienes comenzaron a circular fue algo más intrusiva de lo habitual. Uno de los hechos relevantes fue el ofrecimiento de las tres empresas de telecomunicaciones más importantes del país de brindar información al estado sobre las ciudades que habían visitado por más de 5 horas sus clientes en un lapso de dos semanas.
En algunas ciudades, como en el caso de Shanghai, quienes circulan deben registrarse antes de usar el servicio de metro. De ese modo, sólo podían viajar aquellos que podían identificarse a partir de una app. Si bien siempre el objetivo parece ser el de hacer seguimiento para que, ante eventuales contagios, se puedas reconstruir los contactos realizados, existe cierto escozor en cuanto a la intrusión a la libertad de circulación. Dos herramientas siguen los pasos para reunir datos: el servicio de mensajería WeChat y la plataforma de pago Alipay han aplicado códigos QR de colores para etiquetar el rango de “seguridad’ de una persona.
Las tan comunes cámaras de reconocimiento facial que se utilizan cotidianamente en China y a las que su población ya no presta atención, se han comenzado a utilizar para detectar el uso o no de máscaras adecuadas o la circulación de personas con fiebre. (fuente Infobae)