Con un palo de escoba, junto a su mujer y un vecino, enfrentó a los seis violadores y consiguió rescatar a la víctima

La policía llegó rápido. “Habrán sido unos 10 minutos desde que mi esposa llamó”, dice Orlando Ibarra, el panadero que el lunes pasado se hizo conocido como el “héroe” que enfrentó con un palo de escoba a los seis jóvenes que violaban en grupo a una chica de 20 años, a pocos metros de su local, en Palermo Soho. En ese lapso, hasta que llegaron los uniformados, ni él ni su esposa esperaron.

La riña era dispar. El conocido de Ibarra, otro panadero de la zona, quedó herido, con la cara ensangrentada, al igual que uno de los jóvenes acusados de violación, que pocos minutos antes del enfrentamiento tocaba la guitarra frente al auto junto a un amigo para evitar que los vecinos vieran los que sucedía dentro del vehículo.

La violación de la joven, dentro de un gol blanco, ocurrió después del mediodía, pero Ibarra había visto el auto estacionado en ese mismo lugar desde las 7:00, cuando llegó a la panadería. “Estuvo ahí toda la mañana, pero estaba vacío. No sé a qué hora llegaron ellos. Pero a las 14:30, cuando salí a la farmacia y volví, vi a los dos chicos tocando la guitarra en la vereda. Les pedí que se movieran. Y, después, vi a los otros cuatro en el auto con la chica”, cuenta.

Apenas empezó la pelea, los vecinos y transeúntes empezaron a aglutinarse alrededor del auto, bloqueando la salida de algunos de los acusados.

-Dos violadores lograron escaparse.

-En verdad, tres se quedaron. Otros dos se llevaron a la piba del brazo para allá -dice, señalando la intersección de Serrano y Cabrera- pero justo llegó la policía y con mi esposa les indicamos por dónde se habían ido. Los agarraron enseguida. Y uno, el que quedó lastimado, se escapó y se metió a pedir ayuda a La Fernetería, a mitad de cuadra. Pero los vecinos lo siguieron y le dijeron a los dueños del local que ese chico estaba defendiendo a unos que estaban abusando de una chica, y ahí lo entregaron a la policía. La policía lo trajo hasta acá, con el resto.

La joven de 20 años, con marcas de golpes en la cara, fue trasladada al Hospital Rivadavia, donde fue asistida por la Oficina de Violencia Sexual. Los seis jóvenes quedaron custodiados por uniformados en la puerta de la panadería, sentados sobre el asfalto, con las manos esposadas y la espalda apoyada sobre el auto, mientras decenas de personas les gritaban.

Para Ibarra y su esposa, Natalia, el último fin de semana largo ha sido más cansador de lo esperado. No solo por haber presenciado una violación en grupo, la cual enfrentaron y lograron frenar con ayuda de otros vecinos, sino también por las dos declaraciones ante la justicia que siguieron y la ola de móviles de televisión que se instalaron desde entonces alrededor del local.

Fuente: La Nación